Tipo de cambio e inflación

Publicado en el diario “El Nacional” de Caracas. Martes 17 de abril de 2007

 

Si una economía con tipo de cambio fijo padece una inflación mayor a la de los países donde adquiere los productos que importa, la misma está condenada a padecer un proceso de apreciación real de su moneda que, a la larga, acarrea consecuencias muy negativas. Expliquemos esto. A medida que en esa economía se encarecen los productos más acentuadamente que en el exterior (mayor inflación local), la cantidad fija de moneda con la que se adquiere un dólar compra internamente cada vez menos en comparación a lo que se puede obtener con ese dólar en otros países, estimulándose así las importaciones.

De hecho, muchas naciones que han sufrido inflaciones elevadas debido a la implantación de políticas fiscales o monetarias no racionales, como el nuestro, han tratado de controlar el problema a través de  la apreciación real de sus monedas, pues ello les permite comprar productos foráneos cada vez más baratos que mitigan la inflación. Por un tiempo, esta política puede generar los resultados deseados, pero, a la larga, se impone la inflación, la cual renace con fuerza renovada por no haberse corregido las causas que la generaron.

La apreciación real de la moneda, en la medida en que crezca y perdure en el tiempo, genera problemas muy serios que acarrean graves consecuencias. El aparato productivo interno sufre, pues sus productos no pueden competir con los que se importan a precios cada vez menores. Incluso, si los productores locales hacen verdaderos esfuerzos para incrementar su productividad y eficiencia, el aumento de los costos generados por la inflación neutralizan esas iniciativas con creces, haciéndose cada vez menos competitivos: exportan menos, pues sus productos son muy caros en el resto del mundo, y no pueden competir contra los productos importados más baratos, En consecuencia, muchos productores cierran sus fábricas para transformarse en importadores de los productos que antes producían.

Llega el momento en que las elevadas importaciones, combinadas con las menores exportaciones, generan déficits comerciales crecientes, haciendo insostenible el tipo de cambio fijo. Ello estimula la fuga de capitales para protegerse de la inminente devaluación, y una vez que ésta se produce se encarecen los productos foráneos, aflorando la amarga realidad de que el aparato productivo interno que los podría volver a producir localmente ya no existe, o se ha menoscabado en forma importante, apareciendo estrangulamientos de oferta que exacerban la inflación.

Cuando los ingresos petroleros sean insuficientes, y las disponibilidades de dólares se hayan minimizado, padeceremos las consecuencias de la política de sobrevaluación del bolívar de los últimos años, y del cercenamiento del aparato productivo local.

 

Imagen: econlink.com.ar