Publicado en el diario “El Nacional” de Caracas. Lunes 23 de mayo de 2011
Si bien había un práctico consenso entre todos los analistas de que se iba a producir un repunte de la actividad productiva en el primer trimestre de este año, sorprendió la intensidad del mismo al anunciarse que no sólo el PIB había crecido 4,5%, sino que la producción no petrolera había aumentado 5,2% con respecto a igual período de 2010.
De allí que fuera válido preguntarnos qué motivó ese contundente crecimiento. En parte ello se debió a una expansión del gasto público animado por el repunte de los precios petroleros, pero también influyó un efecto puramente estadístico y artificial. Una revisión de las cifras de los últimos años hechas por el BCV dio como resultado que la contracción del PIB del año pasado fue más intensa que la inicialmente estimada, dándonos la razón a los que insistíamos en que la recesión de ese año había sido más severa de la anunciada oficialmente, e hizo que los niveles de producción del primer trimestre de 2010 fueran ajustados a la baja, lo que contribuyó a elevar las tasas de crecimiento recientemente anunciadas. De hecho, si los estimados históricos del año precedente se hubieran mantenido inalterados, el crecimiento del PIB del primer trimestre de 2011 no habría sido 4,5% sino 3,3%, y el PIB no petrolero no habría crecido 5,2% sino sólo 3%.
Adicionalmente, después del necesario análisis de las cifras surgen varias conjeturas. Así, se anunció un crecimiento del consumo privado real de 3,7%, pero de acuerdo a información del BCV, la capacidad de compra de las remuneraciones de los trabajadores sufrió en los tres primeros meses de este año una severa contracción, de hecho la más intensa de los últimos tres años, llevando esto a esperar una reducción del consumo, o por lo menos una moderación de las compras de las personas, no un incremento tan sólido como el anunciado. Igualmente, el financiamiento bancario al consumo no experimentó aumentos en términos reales, por lo que tampoco puede buscarse razones para el repunte del consumo en un aumento del financiamiento bancario para esos fines. También hay que mencionar que según el BCV la actividad comercial real creció 10,4%, pero de acuerdo al sondeo de Consecomercio todos los sectores del sector formal de comercio vieron reducidas sus ventas en unidades en el primer trimestre de 2011 en comparación con igual período de 2010, siendo la caída promedio de 29,7%.
Por otra parte, se anunció que estamos en el inicio de una fase de franca y sostenida expansión económica. Realmente, no veo razones para tanto optimismo. La crisis eléctrica y sus efectos nocivos sobre la actividad productiva y comercial siguen, y seguirán presentes en el futuro inmediato, traduciéndose esto en un freno al crecimiento y a la generación de empleo. Los problemas climáticos que nos azotan parece que continuarán en buena parte de lo que resta de este año, dificultando el transporte de mercancías, tanto de productos de consumo como de materias primas y otros insumos productivos, y limitando la actividad agrícola y pecuaria. La alta inflación continuará mermando la capacidad de compra de los venezolanos, limitando el consumo y las posibilidades de venta de las distintas industrias y comercios. Y, finalmente, la ineficiencia cada vez más palpable de las empresas estatalizadas, y el clima adverso y hostil a la actividad económica privada que desincentiva la inversión, continuarán en el futuro previsible.
Sin embargo, el gobierno ha cifrado grandes esperanzas en sus planes de construcción de viviendas para estimular la economía, pero nos preguntamos con quién contará para su ejecución si se ha dedicado a destruir y perseguir a los constructores privados, que son los únicos que han demostrado ser eficientes en estos menesteres.
Por todo lo anterior, creo que las posibilidades de que estemos en el albor de una sólida y sostenida etapa de crecimiento económico son muy escasas, por decir lo menos.
Imagen: Tiempodehoy.com.