Publicado en el diario “El Nacional” de Caracas. Jueves 9 de febrero de 2017
Las reservas internacionales de Venezuela han caído sostenidamente durante los últimos tiempos hasta llegar a fines de la semana pasada a 10,5 millardos de dólares, nivel muy bajo que no se veía desde hace mucho tiempo; de hecho, es común escuchar que ese monto equivale al que existía a fines de junio de 1995, cuando estas se ubicaron en 10.548 millones de dólares. Esa comparación, sin embargo, puede llevar a conclusiones erradas, ya que la capacidad de compra de las reservas de mediados de 1995 era mucho mayor que la de las reservas de hoy. En efecto, tomando como referencia los precios a nivel de consumidor de Estados Unidos, en junio de 1995 se podía comprar con un dólar, lo que hoy se adquiere con 1,60 dólares. En otras palabras, las reservas de mediados de 1995 equivalían a 16,9 millardos de dólares de hoy, nivel muy superior a las disponibilidades actuales. En conclusión, si queremos comparar las reservas existentes en la actualidad con las de fechas pretéritas, debemos expresar estas en dólares constantes de hoy, y no en dólares corrientes.
Ateniéndonos a ese criterio, las reservas actualmente existentes equivalen a las de noviembre de 1973, las cuales estaban alrededor de los dos millardos de dólares de entonces, pero que al expresarlas en dólares de enero de 2017 equivaldrían a las reservas actuales. Ahora bien., ¿significa esto que la relevancia de disponer de dos millardos de dólares de reservas en noviembre de 1973 era igual que contar en el presente con unas reservas de 10,5 millardos de dólares? Definitivamente, no. La dimensión y las obligaciones de la economía de hace 43 años eran mucho menores que las actuales y, en consecuencia, disponer de unas reservas de dos millardos de dólares a fines de 1973 era de mucho mayor significación y solidez que contar en la actualidad con unas reservas de 10,5 millardos de dólares, máxime cuando en aquellos tiempos los ingresos de divisas crecían sólidamente debido al franco aumento que experimentaban los precios del petróleo por el embargo petrolero que lideraba Arabia Saudita en retaliación por el apoyo de Occidente a Israel en la guerra del Yom Kippur de octubre de 1973. Adicionalmente, los compromisos de pago por servicio de deuda externa eran bajos, y las reservas internacionales equivalían a más de nueve meses de importaciones.
Obviamente, la situación actual es muy diferente, pues, por una parte, los compromisos de pago por servicio de deuda externa son muy elevados, llegando estos a niveles próximos a los de las reservas internacionales existentes y, por la otra, las necesidades de importaciones son altas, ya que se depende de ellas para abastecer al mercado interno de todo tipo de productos, incluyendo los más básicos, como alimentos y medicinas. Esa situación, combinada con los mermados volúmenes de exportación petrolera, con los bajos precios de los hidrocarburos, y con las escasas posibilidades de que estos se recuperen sólidamente en el futuro inmediato, lleva a pensar que los requerimientos de divisas para este año superarán con creces los ingresos de moneda extranjera, generando esto un abultado déficit que no podrá ser cubierto con las bajas reservas internacionales disponibles, por lo que será necesario buscar un abundante financiamiento externo, por demás costoso y de difícil asequibilidad.
Durante varios períodos críticos de la economía venezolana en el pasado, como la crisis financiera de 1994, el desplome de los precios petroleros de 1998 y de 2008, y el paro petrolero de diciembre de 2002 y comienzos de 2003, las reservas internacionales expresadas en dólares de hoy estaban en niveles mucho más altos que los actuales, razón que refuerza el argumento de que en la actualidad nuestra economía está en una situación de altísima vulnerabilidad, a lo que contribuyen las bajas reservas internacionales existentes.
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