Repitiendo la historia

Publicado en el diario «El Universal» de Caracas. Sábado 8 de julio de 2006

 

Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición y la intriga abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil. Adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia”.

Simón Bolívar, Congreso de Angostura, febrero de 1819.

 

Uno de los mensajes emblemáticos de la democracia venezolana durante las últimas cuatro décadas del siglo XX fue que Venezuela es un país rico, y que la abundante renta petrolera le da una especie de derecho a todos los venezolanos de exigirle al Estado la solución de sus problemas económicos, y que éste, por ser el receptor y administrador de esa renta, está en la obligación de atender esas demandas.

Eso dio pie a que las campañas electorales se centraran en las críticas a los gobernantes salientes por no haber cumplido con ese precepto, y en la promesa de que, de ser elegido un determinado candidato, el nuevo gobierno sí cumpliría ese deber. Por su parte, el gasto público se concentraba en las dádivas y en los subsidios, buscando con ello los votos de la gran masa. Ello dio pie a la instauración de un clientelismo, y a la implementación de políticas públicas que no respondían a los verdaderos intereses nacionales, sino a la búsqueda del ventajismo político. Los pobres resultados económicos y sociales de ese proceder, combinados con la creciente desconfianza en el liderazgo, la corrupción, y el acaparamiento político de los principales partidos, hicieron que, finalmente, la población buscara un cambio.

Sin embargo, lo que hemos estado viviendo en los últimos tiempos no difiere mucho de lo que se quiso cambiar. Se sigue diciendo que vivimos en un país rico, y que ahora el Estado sí está atendiendo las necesidades de la población a través de las misiones. No obstante, los masivos donativos que se otorgan por esa vía, si bien mitigan las penurias de muchos, no están creando las condiciones para superar la pobreza, pero sí han generado importantes dividendos políticos que se manifiestan en los procesos electorales.

Como decía Bolívar en Angostura, se adoptan como realidades lo que no son más que puras ilusiones. Pero ese pueblo que hoy se embelese con el discurso político y con las dádivas, será el mismo que mañana reclamará la insatisfacción de sus expectativas.

 

Imagen: primicias24.com