Publicado en el diario “El Nacional” de Caracas. Lunes 14 de enero de 2013
El comportamiento económico en el año 2013 se perfila como complejo y adverso. Los desequilibrios fiscal, monetario, cambiario, productivo y de abastecimiento, hoy presentes, habrá que afrontarlos, exigiendo esto una serie de ajustes en variables fundamentales que impactarán la realidad económica del país, máxime en un ambiente político incierto como el que actualmente se vive. Obviamente, la evolución de los precios del petróleo, también jugará un papel fundamental en la determinación de aquel comportamiento.
El aumento desmedido del gasto público, particularmente en 2012, combinado con ciertas restricciones a los ingresos, ha generado enormes necesidades de financiamiento para el sector público en su conjunto, que se calculan en una magnitud equivalente a 17% del PIB por año. Eso ha hecho que el endeudamiento de los entes públicos, tanto externo como interno, haya crecido intensamente, haciendo que a futuro haya que destinar ingentes cantidades de fondos al servicio de estos compromisos, limitándose los recursos que se puedan destinar a gasto primario. Adicionalmente, se ha puesto al BCV a financiar gasto público en grandes cantidades, haciendo que la base monetaria y la liquidez crezcan desmedidamente a través de emisión monetaria sin respaldo por parte de esa institución. A modo ilustrativo, la deuda neta de PDVSA con el instituto emisor cerró el año pasado en 165,5 millardos de bolívares, habiendo crecido ésta un 66,3% en tan sólo seis meses. De hecho, el BCV se ha transformado en el gran financiador de PDVSA.
El enorme desequilibrio de las finanzas públicas ha llevado a altos voceros gubernamentales a plantear la necesidad de aumentar las tarifas de los servicios públicos, a elevar los impuestos y a restringir el gasto, acciones que, de darse este año, generarían efectos recesivos.
En el ámbito cambiario se esperan ajustes en las tasas de cambio oficiales, ya que el altísimo nivel de sobrevaluación de la moneda, el divorcio entre los tipos de cambio oficiales y libre, la escasa disponibilidad de reservas internacionales líquidas, y las restricciones en la asignación de dólares preferenciales por las limitaciones de obtención de divisas del BCV, hacen necesaria la devaluación. Los ajustes cambiarios esperados aumentarían los costos de los productos importados de los que tanto dependemos, generando presiones alcistas en los precios y, consecuentemente, limitaciones en la capacidad de compra de los ingresos de la población, restricción de la demanda y efectos recesivos. Pero, paralelamente, la devaluación ayudaría a mitigar el desequilibrio fiscal, pues el sector público recibiría más bolívares por las divisas que obtenga, y la deuda interna se diluiría en término de dólares.
Los severos controles de precios, combinados con las restricciones para acceder a las divisas, han causado problemas de desabastecimiento que podrían agravarse si no se corrigen las circunstancias que los produjeron, lo cual es necesario pues ello ayudaría a mejorar la oferta de productos, evitándose el aumento desproporcionado de precios causado por la escasez, aun cuando se producirán importantes ajustes en los precios desfasados que han causado aquellos problemas de desabastecimiento.
Los necesarios ajustes en variables fiscales, cambiarias, de precios y de otra índole que se deberán implementar este año generarían mayores presiones inflacionarias y restringirían el nivel de actividad económica, pudiéndose producir circunstancias de estancamiento o de recesión. Todo ello se reflejaría negativamente sobre la población, produciéndose mermas en la capacidad de compra, y desmejoramiento de las condiciones de trabajo. Obviamente, la intensidad de los ajustes y sus consecuencias dependerán en mucho del comportamiento de los precios petroleros, pero incluso si estos se mantienen en los altos niveles de 2012, la realidad económica del año que recién se inicia no sería favorable.
Imagen: leemaslibros.com