Publicado en el diario “El Nacional” de Caracas. Jueves 8 de septiembre de 2016
En la fase del ajuste económico que inevitablemente habrá que implementar en un futuro próximo con el fin de afrontar los severos desequilibrios que padece la economía, tendrá que contarse con importantes cantidades de divisas, que se requerirán para poder realizar urgentes e inevitables transacciones y pagos externos. Se necesitarán abundantes recursos para incrementar la producción interna y realizar importaciones de insumos y de bienes terminados, así como para servir la deuda externa, para desmantelar el corrompido control de cambios y migrar hacia un sistema cambiario más dinámico y racional, y para implementar otras urgentes e impostergables acciones.
Pero, ¿se dispone de esas divisas en las cantidades requeridas? Definitivamente, no. Una de las razones ha sido la merma de los ingresos petroleros debido al desplome de los precios en la segunda mitad de 2014 y su ulterior estabilización en niveles muy bajos, combinada con la sostenida caída de los volúmenes de producción y exportación de hidrocarburos. Otra razón ha sido el pésimo uso que se ha hecho durante los últimos tres lustros de las divisas que han ingresado, debido al despilfarro, la corrupción rampante y la ausencia de chequeos y controles en el manejo de los fondos públicos, traduciéndose todo ello en la dilapidación de los más altos ingresos petroleros de nuestra historia. También hay que mencionar el irresponsable manejo de las reservas internacionales del país, al obligarse al BCV a transferir 60 millardos de dólares de estas al Fonden con la finalidad de financiar gasto público, recursos que, conjuntamente con los transferidos por Pdvsa a ese fondo, fueron administrados al libre albedrío del Poder Ejecutivo, sin rendirle cuentas a nadie, ni informar acerca del uso y destino de esos recursos.
Por ello las reservas internacionales han experimentado una severa caída hasta llegar a niveles críticos, al punto de que a comienzos de septiembre estas no llegaban a los 12 millardos de dólares, nivel muy bajo para una economía como la venezolana que tanto depende de los volátiles precios petroleros, habiéndose tenido que utilizar gran parte de las reservas mantenidas en el Fondo Monetario Internacional (FMI), y desprenderse de la mitad de las reservas de oro.
Cabe entonces preguntarse ¿de dónde saldrán los abundantes recursos que se requerirán para llevar adelante el inevitable ajuste, una vez que quienes estén al frente del gobierno afronten la situación caótica que se vive? Obviamente, una parte provendrá de las exportaciones futuras, pero eso no será suficiente, dados los bajos precios petroleros que muy probablemente persistirán por un tiempo, las limitaciones de producción de crudos existentes, y los compromisos de envíos de hidrocarburos a China para pagar la deuda contraída con ese país. Otra fuente de generación de divisas será la reprivatización de algunas empresas que fueron estatalizadas por el gobierno chavista, que hoy se encuentran paralizadas o produciendo muy poco; sin embargo, la materialización de esos ingresos tomará tiempo, pues los procesos de privatización son lentos y prolongados. De allí que los cuantiosos recursos que se requerirán en relativo breve tiempo tendrán que venir del endeudamiento. No obstante, los procedimientos para obtener préstamos de organismos multilaterales, como el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, son engorrosos y dilatados, por lo que creo que a quienes les toque implementar el ajuste tendrán que buscar la forma de obtener un crédito puente, similar a los que en el pasado se le otorgaron a México cuando ese país sufrió severas crisis, pudiendo así obtener cuantiosos recursos en breve lapso. Eso fue posible por el decidido apoyo del gobierno norteamericano, quien además de proveer fondos en cantidades importantes, medió con organismos multilaterales para agilizar el otorgamiento de importantes préstamos a ese país.