Las Crisis Latinoamericanas

Publicado en el diario “El Universal” de Caracas. Sábado 7 de septiembre de 2002

 

Tres de las mayores economías latinoamericanas, la argentina, la brasileña y la venezolana, están padeciendo severas crisis.  Si bien éstas se asemejan en algunos de sus componentes, como la ausencia de confianza de la población, las depreciaciones de sus monedas y su difícil manejo, también muestran diferencias muy marcadas, que hacen que su solución o superación sea, en algunos casos, más compleja que en otros.

Creo que la crisis argentina es la más aguda y difícil, ya que la misma ha llevado a un total colapso de las expectativas y de la credibilidad de los agentes económicos, quienes se sienten burlados y timados.   Después de confiar ciegamente en la promesa de sus líderes, los argentinos se sintieron engañados, no sólo por la suspensión de la convertibilidad, sino también por las severas limitaciones que se les impuso para acceder a sus ahorros, y por el súbito empobrecimiento que sufrieron al devaluarse masivamente el peso, moneda que tan sólo semanas antes la percibían tan sólida como una roca.  Sacar a la economía argentina del marasmo en que se encuentra, poniéndola a crecer y controlando la inflación que ha vuelvo a tomar cuerpo, es una tarea muy compleja. Eso exige, entre otras cosas, poner la casa en orden a través de una política económica coherente, balanceada y creíble, que logre vencer el escepticismo extremo de los argentinos, así como volver a contar con el decidido apoyo financiero externo, cosa nada fácil de lograr y fuera del control de las autoridades locales, dado el alto grado de endeudamiento externo que tiene esa economía.

La crisis brasileña es también compleja, pero su solución puede ser más viable que la argentina, ya que las acertadas y balanceadas políticas internas recientes han hecho que hoy ésa sea una economía estable y bien fundamentada.  No obstante, el alto endeudamiento público hace que su dependencia del crédito externo sea cada vez más crítica, pudiendo complicarse aún más si el resultado de la próxima elección presidencial genera incertidumbre y expectativas negativas.  Al igual que en el caso argentino, el futuro de esa economía dependerá grandemente de factores exógenos que pueden complicarse, particularmente si aquella solidez interna desaparece como producto de políticas populistas que den al traste con la confianza de los agentes económicos.

Nuestra crisis, por el contrario, es básicamente de orden interno, por lo que su solución depende esencialmente de lo que nosotros hagamos.  Si logramos ponernos de acuerdo en el inminente período de transición que se avecina, alcanzando el necesario consenso político que le dé continuidad a la implantación de una política racional de desarrollo social, económico e institucional, que sea coherente, creíble, dinámica y perdurable, y que comience a implementarse cuanto antes, podrá lograrse la necesaria confianza interna y de la comunidad internacional acerca de nuestro futuro. Esa es la condición de base para lograr el éxito en la difícil tarea que tenemos que acometer, para resolver la crisis en la que estamos inmersos.

 

Imagen: latinoamericademocratica.info