Publicado en el diario “El Universal” de Caracas. Sábado 13 de julio de 2002
La industria manufacturera es uno de los sectores productivos más golpeados del país. Esto se ha debido a varias razones, siendo una de ellas la desproporcionada sobrevaluación del bolívar que se fue acumulando durante casi seis años de anclaje cambiario. Como ya hemos explicado, esto afectó notablemente la competitividad del sector de transables, entre ellos el manufacturero, ya que el subsidio cambiario abarataba cada vez más a los productos externos, en desmedro de los locales. Estos últimos se producían a unos costos muy altos, costos que, en términos de dólares, crecían más intensamente que los de los países de donde importábamos, pues teníamos una inflación interna mayor, sin que ello se compensara a través de una depreciación proporcional de la moneda. Los esfuerzos por aumentar la eficiencia y reducir los costos internos, en muchos casos sólo compensaban parcialmente el pesado lastre producido por la apreciación sostenida y creciente del bolívar.
Otro factor que ha afectado a nuestra industria manufacturera es la corrupción en las aduanas, lo cual ha estimulado el contrabando y las importaciones ilícitas. Estas actividades ilegales, que se beneficiaron en el pasado del dólar barato, aún continúan floreciendo pues no pagan ni los aranceles ni el IVA.
La desproporcionada depreciación del bolívar de los últimos meses también está afectando a ese sector productivo, ya que, si bien la corrección de la sobrevaluación limita las importaciones y estimula las exportaciones, la maxidevaluación genera recesión, pues la inflación producida por el desmedido ajuste cambiario se traduce en una intensa pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos, quienes reducen sus compras de bienes y servicios. Por otra parte, las mayores tasas de interés desincentivan el consumo y la inversión privada, lo cual se traduce en menores posibilidades de producción. Esta actividad también se ve afectada por el notable incremento de los costos de origen externo debido al encarecimiento abrupto del dólar, con el agravante de que estos mayores costos sólo se pueden transferir parcialmente a los precios debido a la debilidad de la demanda.
Lo anterior explica el cierre masivo de empresas que se ha venido produciendo durante los últimos años, con el consecuente aumento del desempleo y de la informalidad económica. Sin embargo, aún quedan muchas empresas, particularmente en el sector de la pequeña y la mediana industria, que siguen luchando por sobrevivir a estos dramáticos momentos que vivimos. Ellas se niegan a morir, viéndose forzadas a hacer sacrificios heroicos a los fines de evitar cerrar sus puertas y despedir a sus trabajadores. Los dueños de esas empresas, tan vilipendiados y vejados en los últimos años, tildándoseles de oligarcas y hasta de enemigos del pueblo, no sólo han invertido en el país y han dado empleo a muchos venezolanos, sino que también luchan denodadamente por no sucumbir al caos que han creado las malas políticas que se han implantado.