Publicado en el diario “El Universal” de Caracas. Sábado 31 de mayo de 2003
El cierre masivo de empresas manufactureras es algo realmente alarmante, no sólo debido al efecto devastador sobre el sector laboral, sino también por el incremento notable de la vulnerabilidad de la economía al hacerla mucho más dependiente del volátil negocio petrolero.
Todos sabemos los efectos tan contundentes que sobre nuestra economía tienen las variaciones abruptas de los precios petroleros, debiéndose ello en buena medida a su poca diversificación. De hecho, el peso relativo del sector petrolero en la economía total venezolana es mucho mayor que el aporte directo de esta actividad al producto interno bruto total, el cual está en torno al 25%, ya que las actividades productivas vinculadas y dependientes del negocio petrolero también tienen un peso importante en la composición del PIB. Adicionalmente, aquellas fluctuaciones en los precios de exportación de hidrocarburos generan fuertes oscilaciones en el flujo de divisas y en los ingresos fiscales, reflejándose esto en aspectos tan importantes como la formación de expectativas cambiarias, el manejo de las políticas económicas, y el desempeño de la economía.
De allí la importancia de reducir la dependencia petrolera, lo cual, obviamente, no ha de conseguirse a través del debilitamiento o abandono de esa actividad fundamental. Por el contrario, es necesario fortalecerla y expandirla a través de una agresiva política de desarrollo de ese sector con la decidida participación del capital extranjero. Pero, paralelamente, es imperativo el desarrollo firme y sostenido de otras actividades productivas, entre las cuales están aquellas orientadas a la exportación. Para ello es necesario poner en marcha una compleja política de industrialización, la cual tiene componentes tan diversos como: incentivos a las inversiones, creación de fuentes de financiamiento, preservación de la capacidad competitiva y muchos otros. Un elemento fundamental de esa política es el acceso a los mercados, para lo cual se requiere participar decididamente en los procesos de integración económica.
México ha sido un ejemplo exitoso de procesos de diversificación como los aquí planteados. De hecho, el peso relativo de sus exportaciones petroleras pasó de 80% a comienzos de los años 80 a menos de 10% dos décadas más tarde; esto ha disminuido notablemente su vulnerabilidad a la volatilidad petrolera. Ejemplo que debemos seguir para nuestro beneficio.