Publicado en el diario “El Nacional” de Caracas. Lunes 2 de diciembre de 2013
De acuerdo a información del BCV, al cierre del tercer trimestre de 2013 las reservas internacionales de Venezuela se ubicaban en 23 047 millones de dólares, de las cuales el 70,6% era oro monetario, el 19,2% de éstas estaban compuestas por reservas en el FMI y por otros activos, y sólo el 10,2% restante, es decir 2 352 millones, eran divisas líquidas. Desde esa fecha hasta hoy esas reservas han bajado, al punto de que al momento de escribir estas líneas las mismas se ubicaban por debajo de 22 millardos de dólares, por lo que en lo que va de año éstas han mostrado una contracción en torno a 8 millardos (-26,8%). Esa reducción se ha debido, por una parte, a los menores precios internacionales del oro, y por la otra, a la disminución de las reservas en divisas, las cuales, de acuerdo a nuestros estimados, se ubicaban hacia fines de noviembre en un nivel cercano a 1,5 millardos de dólares, monto equivalente al valor de los bienes y servicios que importamos en 8 días.
De allí que sea válido que nos preguntemos por qué se ubican esas reservas líquidas en niveles tan bajos a pesar de las cuantiosas exportaciones petroleras. Las razones son varias, pero sin duda las más importantes son, por una parte, el torcido manejo de las divisas preferenciales, caracterizado por una corrupción desbordada y por una asignación distorsionada de las mismas, y por la otra, el verdadero saqueo de recursos que se le ha impuesto a Pdvsa y al BCV, quienes han tenido que hacer cuantiosísimas transferencias de divisas a fondos creados por el Ejecutivo Nacional para el financiamiento de gasto público, entre los que destaca el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden).
En el caso específico del instituto emisor, la modificación de la ley que lo rige, hecha en julio de 2005, le impuso la obligación de estimar periódicamente el nivel “adecuado” de reservas internacionales, y la transferencia sin compensación alguna de las llamadas reservas “excedentes” al Fonden. Eso ha hecho que desde mediados de 2005 hasta la fecha el BCV le ha transferido a ese fondo la cantidad de 57 millardos de dólares, con el agravante de que recientemente se le ha impuesto a ese organismo obligaciones adicionales de transferencia de recursos. En efecto, a pesar del bajo nivel de reservas internacionales, el instituto emisor ha transferido al Fonden 4 382 millones de dólares durante los nueve primeros meses de 2013, no pudiendo argumentarse que esos recursos corresponden a reservas excedentes.
En efecto, a mediados de 2005 el BCV estimó que el nivel adecuado de reservas oscilaba entre 29 y 30 millardos de dólares, monto que equivalía en aquel momento a 12 meses de importaciones de bienes y servicios. Pues bien, si hoy aplicáramos la misma norma, el nivel adecuado de reservas estaría en el orden de 65 millardos de dólares. Incluso, aplicando un criterio mucho más laxo puede decirse que este año las reservas han estado consistentemente muy por debajo de un nivel adecuado, ya que los 29 o 30 millardos de dólares de 2005 equivalen a 35 millardos de dólares de hoy, nivel muy superior al de las reservas internacionales a lo largo de 2013.
Pero, ¿qué significa para una economía como la nuestra disponer de unas reservas tan bajas? Además de quitarle respaldo a la moneda en circulación, deteriorar la imagen foránea del país, y encarecer el financiamiento externo, la exigüidad de las reservas incrementa la vulnerabilidad de la economía, ya que limita la posibilidad de manejar circunstancias foráneas adversas que puedan aparecer, tales como la caída de los precios de exportación o el encarecimiento de las importaciones. Esto es particularmente cierto en una economía tan vulnerable como la venezolana, que depende de la renta petrolera que percibe, variable que a su vez está determinada por algo tan volátil como es el precio internacional del petróleo. De allí la necesidad imperiosa de fortalecer las reservas internacionales.