Publicado en el diario “El Nacional” de Caracas. Lunes 18 de enero de 2010
Una devaluación como la que se produjo el 8 de enero pasado genera importantes impactos inflacionarios. Eso se debe a varias razones. La primera de ellas, la más directa y obvia, es que múltiples importaciones que ahora tendrán que hacerse con dólares más caros implicarán mayores costos que se tendrán que reflejar en los precios. Dado que en 2009 se restringieron notablemente las asignaciones de divisas preferenciales, forzándose a múltiples importadores a migrar al mercado paralelo, el tipo de cambio promedio al que se realizaron las compras externas fue superior al de 2008, produciéndose una devaluación del bolívar, a pesar de no haberse modificado el tipo de cambio oficial. Las medidas cambiarias recientes implicarán el encarecimiento de las importaciones que hasta ahora se realizaron al tipo de cambio de Bs/$ 2,15, particularmente aquellas que pasan a Bs/$ 4,30, elevándose nuevamente el tipo de cambio promedio al que se realizarán las compras foráneas este año en comparación a las de 2009. Sin embargo, el encarecimiento de las importaciones totales no será tan dramático como inicialmente pudiera pensarse, particularmente si la intervención del BCV en el mercado paralelo logra estabilizar el tipo de cambio de permuta, o incluso lo reduce.
Otra razón por la que una devaluación genera mayor inflación es de carácter indirecto. El aumento de los precios producido por el encarecimiento de la divisa lleva a los propietarios de los factores de producción a exigir mayores compensaciones para proteger la capacidad de compra de sus ingresos, elevándose así todos los costos, incluso los de aquellas empresas que no importan ninguno de sus insumos, ya que sus trabajadores exigirán mayores salarios para compensar los mayores precios de los productos foráneos, los transportistas aumentarán sus tarifas, los alquileres subirán, y los proveedores de sus materias primas las venderán más caras.
Por otra parte, se aduce que un comerciante que importó los productos que vende a Bs/$ 2,15 no tiene por qué aumentar sus precios por la devaluación. Eso no es correcto, ya que cuando los tenga que reponer lo va a tener que hacer con un dólar más caro, por lo que debe aumentar sus precios ahora para mañana contar con los bolívares suficientes con qué seguir comprando las divisas que requerirá. Igualmente, si un productor está produciendo con insumos que importó a la tasa preferencial anterior, no podrá establecer sus precios basado en esos costos históricos, sino en los mayores costos de reposición debido a la devaluación.
Dado que ahora el gobierno recibirá más ingresos producto del nuevo tipo de cambio del dólar petrolero y de las utilidades cambiarias que obtendrá el BCV, es lógico esperar que en un año electoral como este se implante una política expansiva de gasto público, particularmente de gasto social, que es el que mayores dividendos electorales da. Eso incrementará la oferta monetaria y, según algunas opiniones, aumentará la inflación. Sin embargo, el impacto sobre los precios dependerá del efecto neto que sobre el consumo tendrá, por una parte, el aumento de dinero en poder del público y, por la otra, el menor poder compra de los consumidores por el repunte inflacionario.
En conclusión, si bien es probablemente que la inflación de 2010 no se desboque, ésta inevitablemente será bastante mayor que en 2009, a pesar de los controles, fiscalizaciones y amenazas gubernamentales, que no podrán neutralizar los efectos inflacionarios de la devaluación.