Publicado en el diario “El Universal” de Caracas. Sábado 7 de enero de 2006
A los fines de estimar la posible evolución de corto plazo de la economía venezolana hemos configurado un escenario en el que, suponemos, puede desenvolverse ésta durante el año 2006. Los principales supuestos que lo conforman son: 1- el precio promedio de los hidrocarburos se mantendrá en el alto nivel alcanzado en 2005; 2- la producción de crudos experimentará un ligero incremento, y 3- la política de franca expansión de gasto público continuará a lo largo de este año electoral, siendo muy probable que donde mayor dinamismo se note sea en el área de subsidios y transferencias, a través de las cada vez más numerosas “misiones” gubernamentales.
De darse estas presunciones, muchas de las realidades económicas vividas en 2005 se repetirían en el año que recién comienza. El sólido aumento de las erogaciones internas del sector público implicaría una inyección masiva de recursos a la economía, haciendo que la oferta monetaria en poder del público vuelva a mostrar un fuerte aumento, manteniendo los intereses en niveles bajos. Esto, a su vez, estimularía considerablemente el consumo privado, haciendo que la demanda interna muestre un alto dinamismo, y que la actividad productiva vuelva a experimentar un crecimiento de importancia, aun cuando no tan intenso como en el año precedente.
La inflación, por su parte, seguiría siendo la más elevada de las padecidas por las principales economías latinoamericanas, pero podría mantenerse en niveles similares a los de 2005. Los masivos subsidios, el abaratamiento de las importaciones a través de la mayor sobrevaluación del bolívar dada la fijación del tipo de cambio oficial, los controles de precios cada vez más estrictos, y los esfuerzos de esterilización monetaria del BCV evitarían un repunte inflacionario de importancia, a pesar del alto crecimiento de la liquidez. Por su parte, las transacciones externas seguirían mostrando resultados favorables, aun cuando no con la intensidad de 2005. La estabilidad de las exportaciones petroleras y las desbocadas importaciones se encargarían de moderar los superávits comercial y de cuenta corriente.
En resumen, la expansión del gasto público posibilitada por la coyuntura petrolera favorable seguiría siendo el factor locomotor de la economía, pero, repitiendo lo ya tantas veces dicho, lo insostenible de esa situación en los años por venir hacen prever tiempos más difíciles a mediano plazo.
Imagen: cbhost.net