Alejandro Armas

Publicado en el diario “El Universal” de Caracas. Sábado 7 de agosto de 2004

 

Pocas veces se topa uno en la vida con personas con el temple, tenacidad y don de gentes que poseía Alejandro Armas. Un hombre de sólidas convicciones y principios, siempre defendió con firmeza sus criterios e ideas, pero nunca intentó imponérselos a nadie, ya que, por sobre todo, fue un ferviente creyente del diálogo y del intercambio de puntos de vista. Hábil conciliador, jugó un papel clave en el complejo proceso de negociación y acuerdos con el gobierno, para luego ser un factor crítico en el logro del pacto de gobernabilidad de las distintas fuerzas de oposición que acaba de ser presentado al país.

Lo conocí en el año 2000, cuando en su condición de diputado del oficialismo en la Asamblea Nacional le manifestó a un amigo común que deseaba conversar conmigo para que, en mi entonces situación de presidente de la Cámara Venezolano Americana, VenAmCham, le organizara varios encuentros con empresarios, con la finalidad de conversar e intercambiar ideas con ese sector tan importante de la sociedad. En esa oportunidad me manifestó su preocupación por los ataques reiterados de altos voceros del gobierno a los medios de comunicación, situación que, a su criterio, no generaría beneficios para el país. Esa fue una de las tantas actividades que él llevó a cabo en su condición de representante del oficialismo con la intensión de mitigar o neutralizar los nocivos efectos de aquella línea de acción gubernamental, caracterizada por la confrontación y la división.

Cuando se convenció de que el rumbo que tomaba la política estaba reñida con sus criterios y convicciones, y que, a la vez, sus esfuerzos por cambiar las cosas no rendirían los frutos esperados, no vaciló en abandonar el bando oficialista para dedicar todos sus esfuerzos a reorientar los destinos de la nación.

Quienes lo conocimos deploramos su extemporánea partida, no sólo por la pérdida del amigo, sino también por el vacío que deja en un momento tan crítico para Venezuela. Su ponderación, su capacidad de negociación y cohesión, su habilidad política y su clara visión de hacia donde debe ir el país, hacen hoy más falta que nunca. Por ello, nuestra manifestación de pésame no sólo se dirige a su amada y abnegada Mildred, quien le dio un apoyo incondicional en los días de precaria salud que padeció, y a sus hijos y hermanos, sino a todos los venezolanos que hoy luchan por tener una vida mejor, quienes también lloran su ausencia.

 

Imagen: venezuelaa.com.