Un cambio necesario

Publicado en el diario “El Universal” de Caracas. Viernes 3 de diciembre de 1999

 

La radicalización de la campaña electoral para la ratificación o no de la nueva Constitución es algo que debe preocupar a los venezolanos.  Estamos presenciando un proceso de odio y división de un pueblo que siempre se ha caracterizado por la concordia y el repudio al sectarismo y al enfrentamiento abierto y violento entre sus miembros.  Se está fomentando la división de clases y la creación de dos bandos, los buenos que apoyan el nuevo proyecto constitucional, y los que lo adversan o disienten de la posición oficial, quienes son identificados como villanos, corruptos y cómplices de los desmanes y distor­siones del pasado.  Esto es algo totalmente divorciado de la condición noble, abierta, fra­ternal y acogedora que siempre ha caracterizado a los venezolanos, razón por la que tenemos que rectificar, cambiar el rumbo de las cosas, y retornar a las prácticas verdade­ramente democráticas y pluralistas que deben privar en un proceso electoral limpio y legítimo.

Un llamado al presidente Chávez

A raíz de los hechos que hoy vivimos, vino a mi memoria un episodio que prota­gonizó el presidente Chávez durante un encuentro que éste tuvo en octubre de 1998 con un nutrido grupo de empresarios miembros de VenAmCham.  En esa oportunidad el can­didato Chávez ya se perfilaba como el ganador de las elecciones presidenciales de diciembre de ese año, razón por la que preocupaba a los asistentes ciertas ideas de izquierda que éste había manifestado en la Universidad de la Habana años atrás, durante una visita que él había realizado a Cuba por invitación de Fidel Castro.   Cuando se le preguntó sobre el verdadero significado de esas manifestaciones políticas su contestación convenció y tranquilizó a los presentes.  En esa ocasión el candidato Chávez dijo que había que entender las circunstancias extraordinarias bajo las cuales él había expresado esas ideas, cuando recién había recuperado su libertad después de la asonada de 1992, y aún bullían en su mente ideas radicales y exacerbadas por las difíciles circunstancias que había vivido en los años precedentes.  Sin embargo, años después él había recapacitado y rectificado, cosa por demás humana y comprensible.  Para dar soporte a su respuesta uti­lizó un argumento contundente y convincente, refiriéndose a las profundas diferencias que afloran al comparar al Simón Bolívar radical e implacable de 1813, cuando dictó el Decreto de Guerra a Muerte, y al estadista centrado y maduro del Congreso de Angostura de 1819.  Entonces concluyó Chávez, “si un hombre de la talla del Libertador pudo cambiar en forma tan radical ¿por qué no lo puedo hacer yo?”.

Pues bien Presidente, creo que este es el momento oportuno para que Ud. le demuestre a todos los venezolanos su capacidad de líder y hombre de Estado, cambiando su discurso y centrando el mismo en un llamado a la sensatez y a la distensión.  Invitando a todos a que manifestemos nuestro criterio en el próximo referéndum del 15 de diciem­bre, y que lo hagamos a conciencia y con conocimiento de causa.   Usted es el presidente de todos nosotros, de los que lo apoyan y de los que lo adversan o disienten de sus puntos de vista, y lo que se necesita hoy más que nunca es su guía, orientación y liderazgo a los fines de lograr el mayor bienestar y felicidad de toda la población.

Sin embargo, no es a través del enfrentamiento violento, la descalificación y el amedren­tamiento como ese objetivo se va a lograr.  Por el contrario, las actitudes belicosas a lo que llevan es a la confrontación violenta, a la radicalización de posiciones y a la inflexi­bilidad, eliminándose toda posibilidad de diálogo, convergencia de criterios y alcance de soluciones en beneficio de todos.

Para bien del país, hay que rectificar el rumbo, y es Ud. Presidente el que tiene que liderar ese proceso de cambio.   Es el momento propicio para dejar a un lado la intransigencia y la virulencia, dando espacio a la sensatez, la ponderación y el balance. Al igual que en el caso del Libertador, hay que pasar del fragor y la pasión de la Proclama de Guerra a Muerte a la condición de gran estadista del Congreso de Angostura.  Si Ud. logra esto, el país se lo reconocerá y recompensará.

 

Imagen: money.cnn.com