Realidad petrolera

Publicado en el diario “El Universal” de Caracas. Sábado 29 de noviembre de 2003

 

Los reiterados anuncios oficiales pretenden hacernos creer que después del caos causado por el paro petrolero las cosas han retornado a la normalidad en PDVSA.  Nada más lejos de la verdad. Los resultados económicos del tercer trimestre de 2003, recientemente divulgados por el Banco Central de Venezuela (BCV), ratifican lo que reiteradamente han estado anunciando entes internacionales especializados con referencia a la caída de la producción de esa empresa del Estado, y a las dificultades técnicas y operativas que está teniendo que afrontar.  En efecto, en el lapso mencionado, el producto interno bruto (PIB) del sector petrolero público se contrajo en 12,2% con respecto al tercer trimestre de 2002, mientras que la actividad productiva de las empresas petroleras privadas se incrementó en un 30,2%.  Más aún, los volúmenes exportados por PDVSA durante ese período cayeron en un 27,4%, mientras que los de las empresas privadas aumentaron en un 37,7%.  Ello hizo que el valor total de las exportaciones de hidrocarburos venezolanos se contrajera durante el tercer trimestre de 2003 en un 14,6%.

Eso significa que en los actuales momentos el nivel de actividad de nuestra principal empresa estatal es substancialmente menor que el que tenía tan sólo hace un año, cuando aún no se había producido el descalabro del paro.  Adicionalmente, las cifras del BCV nos ratifican que, de no haberse contado con la activa presencia de las compañías internacionales gracias a la acertada política de apertura petrolera de los años 90 –tan combatida y vilipendiada por los que hoy lideran la política petrolera nacional–, los resultados económicos de este sector habrían sido aún más adversos.

Pero, ¿qué cabe esperar para el futuro inmediato?  Sin duda, los resultados del cuarto trimestre de este año y del primer trimestre de 2004 mostrarán altos crecimientos.  Sin embargo, no nos engañemos.  Ello no será producto de una sólida y efectiva recuperación, sino el resultado de comparar unos niveles de producción mermados y constreñidos, como los actuales, con otros severamente afectados por la paralización de actividades de diciembre de 2002 y enero de 2003.  Por ello, cuando escuchemos a los voceros oficiales jactándose de los excelentes resultados de los dos próximos trimestres, tengamos siempre presente que éstos no serán más que el efecto de una ilusión estadística.

 

Imagen: politicaexterior.com