Pronunciamiento de la ANCE a la Nación Venezolana ante la trágica situación que vive la población. 21 de febrero de 2018

             La Academia Nacional de Ciencias Económicas a la Nación Venezolana

Según su Ley de creación, le corresponde a la Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE) “hacer saber su
opinión razonada en la elaboración de proyectos de leyes en materia económica, así como en todo asunto que directa
e indirectamente concierna a las Ciencias Económicas” (Art. 2°, # 4). La trágica situación por la que atraviesa la
población venezolana nos obliga a cumplir con este cometido, el cual toca, además, imperativos de compromiso
ciudadano que nos dicta nuestra conciencia.
A comienzos del mes de enero de este año se dio a conocer una “Carta abierta al presidente Nicolás Maduro”, firmado
por más de 100 economistas, entre ellos quienes conformamos esta Corporación. Ahí se hizo referencia al grave
deterioro de la economía venezolana, constatado en el informe que entregara el Gobierno Nacional a la Securities
and Exchange Commission de los Estados Unidos, así como en cifras del Banco Central de Venezuela sobre la
expansión de los agregados monetarios y de la Comisión Permanente de Economía y Finanzas de la Asamblea
Nacional sobre la inflación. Su reseña puso en evidencia que durante el ejercicio de la Presidencia de Nicolás Maduro
se ha producido una caída de más de un tercio en el ingreso por habitante, el colapso de las inversiones y una
hiperinflación desatada por los elevados y reiterados déficits públicos, financiados con emisión de dinero sin respaldo
por parte del BCV. Ello ha envilecido drásticamente al bolívar hasta llevar la tasa oficial con respecto al dólar a ser
hoy apenas un 0,000064avo de la existente en el momento de implantarse el presente control de cambio. Con la
cotización del dólar en el llamado mercado paralelo, es bastante menos aún.
A ello hay que agregar el abultado servicio de la deuda externa contraía por el sector público desde 2006, que ha
impedido atender las importaciones que se requieren, y el colapso de la empresa petrolera nacional, PdVSA, cuya
capacidad de producción y de refinación ha disminuido notoriamente. Venezuela tiene hoy su sector externo
estrangulado, con el agravante de tener cerrados los mercados de crédito internacionales y encontrarse en default
selectivo por no honrar el pago de sus emisiones de deuda en las fechas acordadas.
Como resultado, se ha producido un empobrecimiento acelerado de la población, que cobra un número creciente de
vidas por inanición y por las secuelas que acarrea la severa desnutrición, así como la falta de medicamentos y el
deterioro de los hospitales, en la salud del venezolano. Hoy muchos venezolanos dejan de asistir regularmente a sus
trabajos porque su sueldo no les alcanza ni siquiera para pagar el transporte. Miles salen desesperados de nuestras
fronteras a diario, por vías terrestres, marítimas y aéreas, por no poder subsistir en tierras venezolanas. Tan
lamentable diáspora, que hoy suma unos tres millones de compatriotas afuera, es inédita en la historia patria y refleja
el suplicio que a tantos afecta. Finalmente, el país ha atestiguado el aumento de los saqueos a negocios y transportes
de alimentos, como a familias enteras escarbando en la basura para procurarse algo de comer.
Ningún venezolano puede permanecer indiferente a semejante tragedia, más cuando existe un amplio consenso entre
los profesionales de la economía sobre las líneas de acción a tomar para salir de la misma y sabiendo, además, que
Venezuela –de contar con la administración responsable y eficiente de su economía– cuenta con los recursos, el
talento y las capacidades para lograrlo en un plazo relativamente corto. La ANCE ha hecho numerosos
pronunciamientos en los últimos años que van en esa dirección, pero que lamentablemente han caído en oídos sordos
en las esferas gubernamentales.
La Carta Abierta hizo un llamado al Presidente a ser coherente con su propio diagnóstico, rectificando sus políticas.
Confrontado con sus propios datos, no puede argumentar el desconocimiento de la gravedad de la situación nacional
ANCE
o, peor aún, manifestar que ésta es “normal” y que Venezuela está bien, para continuar en la inacción actual. Tampoco
es permisible que evada responsabilidades insistiendo en el disparate de una supuesta “guerra económica” que intenta
echarles la culpa a otros de las terribles consecuencias de las políticas oficiales.
La ANCE lamenta tener que señalar que las condiciones de vida del venezolano van a empeorar todavía más de no
adoptarse cuanto antes medidas que abaten la hiperinflación, unifiquen el tipo de cambio y liberen al aparato
productivo de los controles que hoy lo asfixian. Es menester negociar un financiamiento externo con organismos
multilaterales para reestructurar provechosamente la deuda externa, estabilizar y liberar el tipo de cambio y proveer
los recursos con los cuales sanear las cuentas públicas. Tales condiciones son imperativas para mejorar el
abastecimiento interno con producción doméstica, generar empleos productivos cada vez mejor remunerados y
revertir la caída en los niveles de consumo de la población. A la par, permitirán reducir nuestra vulnerabilidad externa.
Asimismo, facilitarán el rescate de la industria petrolera y atraerán inversiones generadoras de capacidad exportadora
y de efectos multiplicadores sobre el resto de la economía.
Después de lo señalado en la Carta Abierta, de los reiterados pronunciamientos de esta Academia y de innumerables
señalamientos por parte de economistas calificados durante los últimos años, es sumamente lamentable que ninguna
medida económica de importancia haya sido tomada en la dirección referida. El gobierno parece conformarse con los
incrementos por decreto del salario mínimo y el reparto de comida subsidiada que apenas llega a una parte de la
población, para atender estas penurias. Pero hoy se requieren más de 50 salarios mínimo-integrales, para comprar la
Canasta Básica familiar.
Ante la desidia puesta de manifiesto por quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones en materia económica
mientras se deterioran aceleradamente las condiciones de vida del venezolano, esta Academia Nacional de Ciencias
Económicas, ha llegado a la infausta conclusión de que se persiguen objetivos que responden a intereses divorciados
de la misión básica que debe tener todo gobierno, que es la de mejorar el bienestar de su población. Ello es
sencillamente imperdonable ante la dimensión de la tragedia que hoy embarga a los venezolanos.
Esta Academia, con base en las discusiones y análisis realizados en su seno, así como con otros colegas, denuncia
ante la opinión pública la responsabilidad central del gobierno encabezado por Nicolás Maduro en la terrible situación
por la que hoy atraviesan los venezolanos. De ninguna manera constituye ésta una fatalidad, pues el país tiene con
qué salir adelante. La renuencia a tomar las medidas para que ello ocurra solo consigue explicación en la prosecución
de objetivos políticos subalternos por parte de quienes hoy dirigen el Estado, con consecuencias funestas para la
población. Que las políticas del gobierno obedezcan a fines contrarios al interés nacional es absolutamente
inaceptable.
Pero esta Corporación no sólo quiere quedarse en la denuncia, sino que también ofrece, una vez más, las opiniones
y señalamientos que puedan contribuir a enrumbar a Venezuela hacia el futuro de prosperidad y libertad que merecen
sus habitantes.

En Caracas, a los veintiún días del mes de febrero de 2018

Humberto García Larralde                                                             Sary Levy Carciente
Presidente                                                                                      Secretaria