Expectativas, tipos de cambio e inflación

Publicado en el diario “El Universal” de Caracas. Sábado 24 de enero de 2004

 

En los últimos días se ha experimentado una disparada del tipo de cambio paralelo o libre. Ello ha sido producto de la incertidumbre y de las expectativas negativas generadas por los descabellados planteamientos del gobierno con respecto al uso de las reservas internacionales, y por las amenazas de intervención del Banco Central de Venezuela que ha lanzado el presidente Chávez.  Ello, combinado con la abundante liquidez existente, ha incentivado a los agentes económicos a buscar protección contra el futuro incierto a través de la adquisición masiva de dólares en el mercado paralelo.  Simultáneamente, la oferta en ese mercado se ha visto mermada, ya que quienes allí acuden para vender divisas lo hacen con el fin de obtener los bolívares que necesitan para realizar sus operaciones, o cubrir sus necesidades en Venezuela; pero, ¿para qué vender dólares que cada vez valen más, cuando lo que aquí sobra son bolívares a bajo costo?

Lo anterior ha producido un divorcio entre la tasa de cambio libre y la oficial, brecha que pudiera seguir ensanchándose en el futuro inmediato.  La experiencia nos dice que cuando esto sucede se producen presiones inflacionarias cada vez más intensas, pues el disloque del tipo de cambio paralelo hace que los productores se convenzan de que los costes de reposición de sus insumos en el futuro van a ser mucho mayores.  Ello los lleva a elevar sus precios hoy para así asegurarse la captación de la mayor cantidad de bolívares que requerirán para seguir adquiriendo los dólares que necesitarán para importar sus insumos.

Si el gobierno piensa que podrá neutralizar este fenómeno inflacionario a través de la preservación de un tipo de cambio oficial mucho más bajo, se equivoca de plano.  La disparidad entre las dos tasas de cambio hace cada vez más apetecibles los dólares preferenciales, abonándose el terreno de la corrupción, pues muchos compradores estarían dispuestos a pagar jugosas comisiones para adquirir las divisas a precios muy inferiores a los del mercado paralelo, limitándose aún más el acceso a las mismas.  Esto hace que, para la gran mayoría, el único dólar disponible sea el libre, por lo que su precio se transforma en el tipo de cambio de referencia para el establecimiento de los costes de producción de origen externo, afectándose así los precios finales de los bienes que producimos.

 

Imagen: sumarium.com